Total TTC: 0,00 €
  • -5%
  • Desperta Ferro 51: Pirro (II)
    • Desperta Ferro 51: Pirro (II)

    Desperta Ferro 51: Pirro (II)

    Ref: DSF-DF051
    6,65 €
    7,00 €
    Économisez 5%
    TTC
    ¡Solo queda uno!

    Añadir a favoritos
    El rey Pirro se creía, a la vez, un nuevo Aquiles y un nuevo Alejandro Magno, y ha llegado a nosotros como ejemplo de ambición desmesurada, una ambición que los éxitos no acababan de saciar jamás, suscitando, por el contrario, nuevas esperanzas. Si en el primer volumen que dedicamos a su persona (véase Desperta Ferro Antigua y Medieval n.º 43: Pirro (I) Un rey contra Roma) abarcábamos la horquilla de tiempo que dista desde su nacimiento hasta el fin de su primera campaña en Italia, en este segundo número tratamos los sucesos que distan desde ese momento hasta su muerte. Tomamos, pues, el testigo en el momento en el que el epirota embarca a sus tropas en dirección a Sicilia, en la ambición de coronarse rey de la isla por medio de las alianzas pero, sobre todo, por medio de las armas. Pero no acaban ahí las peripecias de nuestro rey, que poco después se aventura a una segunda invasión de Italia, y varias más en Grecia continental. Oiremos así hablar de batallas con los cartagineses y asedios durísimos (Lilibeo), enfrentamientos con piratas (mamertinos), batallas campales frente a las legiones romanas (Benevento), e incluso un asedio de la ciudad de Esparta donde se enfrenta a la valiente defensa que ofrecen sus mujeres y niños. Sin embargo, tras tanto guerrear y derramamiento de sangre, el legado de Pirro parece insustancial. Y es que, a decir de Plutarco, era “un jugador de dados que, pese a sus buenas tiradas, era, sin embargo, incapaz de sacar partido a sus jugadas” (Pirro XXVI.2). Un aventurero que, tarde o temprano, alcanzaría su ocaso.

    La Sicilia de Agatocles a Pirro por Sandra Péré-Noguès – Université Toulouse 2 Jean Jaurès
    En el siglo IV a. C. Cartago ambiciona dominar Sicilia, en conflicto perpetuo con las colonias griegas de la isla. Pero, a finales de ese mismo siglo, la historia de Siracusa se mezcló con el excepcional destino de un hombre cuya incontenible ascensión se cimentó en los hechos de armas realizados en Sicilia, Magna Grecia e incluso África: Agatocles, uno de los generales más competentes de su época. Gracias a él, Siracusa, la antigua colonia corintia se elevaría al rango de los grandes reinos surgidos tras la muerte de Alejandro Magno.

    Las fortificaciones de época helenística en Sicilia por Rosalba Panvini – Università degli Studi di Catania
    En los siglos IV y III a. C. asistimos a una revolución en las técnicas poliorcéticas con la aparición de nuevos ingenios de asedio. Esto, a su vez, provocó una necesaria renovación de los complejos defensivos, que debían adecuarse a las nuevas armas de asedio. Y en ningún lugar se manifestaron con tanta fuerza las novedades como en Sicilia.

    Pirro en Sicilia por Giovanna De Sensi Sestito – Università della Calabria
    Durante los treinta años que Agatocles había estado en el poder (317-289 a. C.) logró imponer la hegemonía de Siracusa sobre el conjunto de ciudades de la isla, griegas y púnicas. Pero en las décadas que suceden a su muerte, las hostilidades explotaron de nuevo en la isla. Los púnicos aprovecharon la coyuntura para lanzar una ofensiva sobre las ciudades griegas. Estas, en su desesperación, llamaron en su auxilio a Pirro, abriéndole las puertas de la isla.

    La batalla de Benevento por Michael Taylor – University of California, Berkeley
    Tras la frustrada expedición en Sicilia, Pirro volvió tras sus pasos y volvió a invadir la península itálica al frente de un potente ejército. Esto implicaba enfrentarse nuevamente a las legiones romanas, a las que ya había derrotado años antes (en Heraclea y Ásculo). Los ejércitos epirota y romano se encontraron esta vez en la localidad de Benevento, ¿favorecerían una vez más los dioses a Pirro?

    La diplomacia y Pirro por Enrique García Riaza - Universitat de les Illes Balears
    “Todo lo conquista la palabra, que hasta al hierro del enemigo podría igualar” (Plutarco, Pirro XIV.2, citando a Eurípides, Las fenicias 517-518). El episodio de la vida de Pirro es sintomático de la compleja red de relaciones que establecían los Estados entre sí a principios del siglo III a. C.; la diplomacia, en concreto, nos sirve de botón de muestra para comprender los usos políticos del momento.

    Pirro, rey de Macedonia por Adolfo J. Domínguez Monedero – Universidad Autónoma de Madrid
    Pirro, que conocía muy bien su país, pero también el conjunto de Grecia, no podía dejar de mirar a Macedonia como una meta importante en su carrera hacia la supremacía; ello le llevó a ser rey de Macedonia durante dos momentos de su trayectoria. En este artículo, el afamado profesor Domínguez, analiza las razones que lo motivaron y los acontecimientos que lo permitieron.

    El ocaso de un rey por Nicholas Sekunda – Instytut archeologii, Uniwersytet Gda?ski
    Pirro siempre había codiciado el trono de Macedonia pero, una vez alcanzó este, en lugar de sentirse conforme, esto suscitó en él mayores ambiciones si cabe. Fue entonces cuando, a juzgar por el testimonio de Justino (XXV.4.1), Pirro “empezó a considerar la conquista de Grecia y Asia”, o, lo que es lo mismo, reconstruir el Imperio de Alejandro Magno. Sin embargo, esta desmedida ambición fue precisamente la que precipitó su ocaso, el ocaso de un rey que había aventurado mucho y ganado poco. En este artículo se analizan sus últimos años de vida y el triste final de quien quiso convertirse en un segundo Alejandro.

    Santiago de Compostela, año 997: exhibición de la fe y legitimidad política Cristina de la Puente – Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo, CSIC
    Y además, introduciendo el n.º 52: Santiago de Compostela, año 997: exhibición de la fe y legitimidad política, por Cristina de la Puente – Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo, CSIC
    En estas pocas páginas se revisan brevemente tres puntos: en primer lugar, cuáles son los hechos conocidos sobre esta campaña a través de las fuentes árabes; a continuación, qué imagen tenían los andalusíes sobre Galicia y sobre el santuario del apóstol Santiago; y, por último, qué sucedía en ese momento en Córdoba para que a Almanzor le interesase emprender una acción tan poco lucrativa desde un punto de vista material y en una tierra tan lejana.

    Resumen del producto

    El rey Pirro se creía, a la vez, un nuevo Aquiles y un nuevo Alejandro Magno, y ha llegado a nosotros como ejemplo de ambición desmesurada, una ambición que los éxitos no acababan de saciar jamás, suscitando, por el...