Desperta Ferro 79: Trajano y las Guerras Dácicas
Escalada bélica en el espacio danubiano por Florian Matei-Popescu (Institutul de Arheologie “Vasile Pârvan”)
Paso a paso, durante el principado de Augusto, el Danubio tornó en frontera del Imperio romano. El ejército de Macedonia fue puesto bajo el mando de un legatus Augusti pro praetore y se desplazó al norte. En consecuencia, a inicios del imperio de Tiberio se formó una nueva provincia en la región: Mesia. A la primera consolidación del poder romano en el espacio danubiano le sucedería, desde los años 68-70, un periodo de creciente conflictividad en la región, desencadenado por el pulso geoestratégico planteado por el Estado dacio y sus aliados, que desembocaría en varias contiendas a gran escala (85-97) en tiempos de Domiciano y Nerva, las cuales sentaron las bases de las inmediatamente posteriores Guerras Dácicas de Trajano.
El Estado dacio, de Burebista a Decébalo por Valeriu Sîrbu (Institutul de Arheologie “Vasile Pârvan”)
Desde el siglo II a. C. hasta la primera mitad del siglo I a. C., el mundo de los geto-dacios pasó por una profunda reestructuración, impulsada tanto por causas exógenas como endógenas. El crecimiento demográfico, el consiguiente desarrollo de asentamientos protourbanos y urbanos de tipo davae, contactos comerciales en aumento, cambios de orden socio-político y cultural, así como innovaciones incluso en el plano espiritual, desembocarían en la singular formación del Estado dacio en tiempos del rey Burebista (ca. 88-44 a. C.). Esta potencia geto-dacia acbaría proyectando su poder por toda la Europa danubiana, balcánica, póntica y central, frenando incluso –momentáneamente– la expansión romana en la región. La alianza del primer soberano dacio con Pompeyo Magno le ganaría la hostilidad de Julio César y con él de la República romana. La muerte de Burebista y del dictador romano, ambos asesinados, pospondría el duelo entre Dacia y Roma más de un siglo. La fragmentación política del Estado dacio tras el magnicidio de su fundador, sin embargo, no impediría la continuidad de sus logros socio-culturales a todos los niveles, así como de una agenda político-militar que reverdecería a mediados del siglo I d. C.
Un formidable adversario. El Ejército dacio y las fuerzas aliadas por David Soria Molina
Primero fue el legado de Mesia, Opio Sabino, muerto él y derrotadas sus fuerzas en el año 85, en el suelo invadido de su propia provincia. Después, el prefecto del pretorio del emperador Domiciano, Cornelio Fusco, quien en el año 86 atravesó el Danubio con un ejército para nunca volver, en una catastrófica derrota de las armas romanas que cimentó el ascenso al trono del rey Decébalo. Incluso estando contra las cuerdas, los dacios y sus aliados fueron capaces de neutralizar a las fuerzas de ocupación romanas y de apresar a su comandante, Cn. Pompeyo Longino, en 105, a quien no le quedó más salida que el suicidio. ¿Qué clase de ejércitos permitieron a los dacios y sus aliados cosechar semejantes éxitos en campo abierto, así como vender bien caras cada una de las derrotas que los romanos les infligieron?
Jaque al rey Decébalo. La Primera Guerra Dácica de Trajano por David Soria Molina
Entre los años 69 y 106, el Imperio romano se enfrentó a una amenaza de primer orden contra su hegemonía sobre la Europa danubiana, la cual puso en serio peligro incluso su mera presencia en la región. Bajo liderazgo de los reyes Diurpaneo (reg. 69-87) y Decébalo (reg. 87-106), el Estado dacio había conformado un formidable entramado de aliados y vasallos –la llamada entente dácica–, con el objetivo claro de dominar el espacio danubiano y las costas occidentales del mar Negro. Alcanzar esta meta, sin embargo, pasaba necesariamente por desplazar a Roma de la región y, por lo tanto, por un conflicto directo a gran escala. Cuando el emperador Trajano (reg. 98-117) ascendió a la púrpura, la intervención en Dacia constituía, pues, un imperativo político y estratégico para el Imperio romano que, necesariamente, pasaba por la desarticulación de la entente dácica y la destrucción de su eje fundamental, el Estado dacio, con el objetivo de reordenar la geopolítica de la región en torno a una restaurada e incontestada hegemonía romana. La Primera Guerra Dácica de Trajano (101-102) supuso no solo la puesta en marcha de dicho proyecto, sino el punto de inflexión decisivo del dilatado pulso entre el poder romano y el reino dacio.
El Ejército romano en las Guerras Dácicas por Juan José Palao Vicente (Universidad de Salamanca)
Las fuentes literarias, el registro arqueológico y la iconografía muestran cómo el Ejército romano transformó y adaptó su equipamiento y tácticas de combate a los numerosos desafíos bélicos que se le plantearon a lo largo de toda su historia. Las dos campañas emprendidas por Trajano contra los dacios y sus aliados en los inicios del siglo II constituyen un buen ejemplo de esa capacidad de adaptación por parte de la maquinaria de guerra romana. Entre las múltiples dificultades y desafíos a los que tuvo que hacer frente el Ejército romano en sus campañas contra los dacios figuraron el armamento y las técnicas de combate de este pueblo, que ya se habían revelado muy efectivas poco tiempo atrás. En este artículo abordaremos la forma en que Roma respondió, una vez más, a los distintos desafíos que se le presentaron a sus fuerzas armadas durante las citadas contiendas contra el Estado dacio.