
La campaña en el Pacífico fue larga y costosa pero, cuando comenzaron los bombardeos del territorio metropolitano japonés desde las Marianas, resultó evidente para todo el mundo que la derrota nipona era ya solo cuestión de tiempo y dinero.
La Superfortaleza Volante Boeing B-29, una maravilla tecnológica, desarrollada en un tiempo récord, con un coste astronómico, sería la encargada de arrasar las ciudades e industrias japonesas. Curtiss LeMay sería el encargado de dirigir una de las campañas más devastadoras y exitosas de la historia militar.