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  • Desperta Ferro 38. La Guerra de los Cien Años (II): Poitiers
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    Desperta Ferro 38. La Guerra de los Cien Años (II): Poitiers

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    De la Peste Negra a la víspera de Poitiers por Daniel Franke (State University of New York)
    El 4 de Agosto de 1347, tras once largos meses de asedio, la ciudad de Calais abrió sus puertas al rey Eduardo III de Inglaterra. Con ella había ganado una cabeza de puente en Francia y, con el tiempo, un mercado para los excedentes de lana ingleses, pero el asedio había resultado ruinoso, hasta el punto de ser la operación militar más costosa para Inglaterra en toda la Edad Media. Para Felipe VI de Francia, los problemas eran otros. Su ejército había sido aplastado en Crécy, pero podía levantar otro. Lo que ningún contendiente pudo prever fue la llegada en el invierno de 1347 a 1348 de la peste bubónica.

    ¿Revolución o evolución? Dirección y organización militar durante la Guerra de los Cien Años por David Green (University of Nottingham)
    La fase de la Guerra de los Cien Años, iniciada tras la batalla de Crécy (1346) conoció importantes cambios en la dirección y organización militar, tanto en Inglaterra como en Francia. Sin embargo, el verdadero alcance de estas reformas, especialmente si las consideramos en un contexto temporal amplio, ha sido objeto de debate y discusión entre aquellos especialistas que consideran que se dio una “revolución militar” y aquellos que, por el contrario, postulan que tan solo preparó las bases de la que aconteció en los siglos XVI-XVII.

    Tácticas de caballería en el siglo XIV por Matthew Bennett (RMAS, Sandhurst)
    Es indudable que la carga de caballería es algo muy sugerente para el público moderno, pero no debemos olvidar que la mayor parte del peso de la guerra se conducía en acciones poco o nada lustrosas. Los fundamentos de la guerra ya se habían establecido en el siglo XI: los castillos, u otras fortificaciones tales como las ciudades amuralladas, servían a modo de bases desde las que lanzar cabalgadas, incursiones que minaban la economía del contrario y amenazaban su autoridad. Robert Barlett argumenta, de modo muy convincente, que las fortificaciones, los caballeros y las ballestas, a las que debemos añadir las flotas conformaron los elementos propios del modo occidental de hacer la guerra. La estrategia consistía en el empleo de ejércitos reducidos, céleres, que dejaban tras de sí un reguero de destrucción a través del territorio enemigo. Este modelo se conoce por el galicismo chevauchée, aunque los textos castellanos y portugueses también lo mencionan.

    La batalla de Poitiers (1356) por Clifford J. Rogers (USMA, West Point)
    De cuando en cuando se produce uno de esos días en los que la historia de la humanidad –o buena parte de ella– depende del carácter, voluntad y decisiones de un puñado de hombres reunidos en un mismo lugar. El 19 de septiembre de 1356 fue uno de esos días. Aquella mañana, el rey Juan II de Francia oteaba la campiña de Maupertius, próxima a la abadía de Nouiallé, no muy distante de la ciudad de Poitiers. Eduardo de Woodstock, príncipe de Gales y Aquitania, más tarde conocido como el Príncipe Negro, se erguía frente a él. Ambos estaban dispuestos para la batalla, y ambos confiaban en obtener no solo una victoria táctica, sino una estratégica lo suficientemente contundente como para conducir una paz favorable.

    Étienne Marcel y la Jacquerie por Justine Firnhaber-Baker (St Andrews University)
    La derrota francesa en Poitiers provocó una de las crisis políticas más graves de la historia de Francia. Puesto que el rey había sido hecho prisionero, su hijo el delfín Carlos, de tan solo 18 años y sin experiencia, asumió el gobierno. La Jacquerie ha pasado a la fama por su violencia desbocada. El más célebre de los cronistas del siglo XIV, Froissart, relata espantosos sucesos de violaciones colectivas de mujeres de la aristocracia, matanzas de sus niños e incluso actos de canibalismo, que lo que reflejan realmente es el verdadero terror experimentado por la aristocracia ante la posibilidad de un campesinado violento y organizado, pero son en su mayoría espurios. En los últimos dos siglos, la palabra Jacquerie ha venido a referir una breve y cruenta revuelta de las clases inferiores frente a las superiores, pero ello no debe llevarnos a olvidar que el término tiene un origen histórico concreto, un fenómeno asociado a la Guerra de los Cien Años y muy a menudo olvidado.

    La última campaña de Eduardo III. Hacia Reims y París (1359-1360) por Christophe Masson (Université de Liège)
    En mayo de 1359, estando Juan II el Bueno de Francia cautivo en manos de su rival Eduardo III de Inglaterra, este último le propuso la firma de una paz. Pero al otro lado del canal de la Mancha gobernaba ahora el delfín Carlos (el futuro Carlos V) y, en conformidad con los Estados Generales, rechazó de plano la propuesta inglesa. Ante el rechazo de su propuesta, Eduardo III decidió tomar de nuevo las armas y reanudar la guerra en Francia. Era un proyecto planeando hacía meses, pero pospuesto ante la perspectiva de un acuerdo. La paz por la que habría abandonado toda pretensión sobre la Corona de Francia había sido rechazada, por tanto habría guerra y, quién sabe, quizá acabara sentándose un Plantagenet en el trono de Francia.

    Los desmanes de los routiers y su relevancia en la guerra por Guilhem Pépin (University of Oxford)
    Con la firma de los tratados de Brétigny (8 de mayo de 1360) y Calais (24 de octubre del mismo año) entre los reyes de Francia y de Inglaterra, las tropas “inglesas” que ocupaban numerosas fortalezas en el noroeste de Francia fueron conminadas a abandonar sus posiciones y, con ello, a quedar desempleadas. La mayor parte de ellos se reunió en Champaña, para a continuación descender sobre Borgoña y subir el valle del Ródano, lo que explica su presencia en Pont-Saint-Esprit. Estas huestes habían tenido una importancia crucial en el esfuerzo bélico inglés pero, una vez firmada la paz, el rey Eduardo III ya no requería de sus servicios, y les ordenó entregar las fortalezas ocupadas para conseguir, a cambio, las provincias y ciudades de Aquitania que le habían sido concedidas conforme al Tratado de Brétigny. Por tanto, su presencia y sus depredaciones se convertían en ese momento en un problema común a ambos soberanos.

    Y además, introduciendo el n.º 39, De Arminio a Hermann por Francisco Gracia (UB)
    La batalla de Teutoburgo como factor determinante de la historia de las tribus germanas empezó a convertirse en leyenda y recurso ideológico a partir del redescubrimiento de la obra de Tácito, De origine et situ Germanorum o Germania, cuya difusión permitió a los reinos y territorios alemanes disponer de un pasado identitario del que hasta el momento carecían. Su contenido se convirtió rápidamente, por la acción de latinistas como Kornrad Bickel, Conrad Celtis (1459-1508), en ejemplo y demostración del auténtico espíritu germano frente a la decadencia del Imperio romano, idea que significará el inicio del nacionalismo alemán, en cuyo contenido sostenía la igualdad cultural y de conocimiento entre germanos y romanos en una clara referencia a la problemática política de Europa central de principio del siglo XVI, momento en el que se iniciaban los enfrentamientos religiosos entre partidarios y detractores del Papado que cristalizarían en la proclamación de las tesis de Lutero en 1517 y el inicio de la Reforma, siendo por tanto la primera vez en que la historia de Arminius se utilizaría políticamente.

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    De la Peste Negra a la víspera de Poitiers por Daniel Franke (State University of New York)
    El 4 de Agosto de 1347, tras once largos meses de asedio, la ciudad de Calais abrió sus puertas al rey Eduardo III d...