El saco de Amberes
El gobierno de Luis de Requesens. Negociación, motines y guerra por Víctor J. Jurado Riba (Universidad de Barcelona)
La figura de Luis de Requesens en los Países Bajos (1573-1576) ha quedado a menudo difuminada por la categoría nobiliaria de su predecesor, el duque de Alba (1567-1573) y su sucesor, don Juan de Austria (1576-1578). Su gobierno, a pesar de atenuar muchas de las políticas represivas previas en unos años cruciales, se movió en un precario equilibrio entre las negociaciones de paz, la guerra más cruda y una insostenible situación económica que llevó a los soldados de todas las naciones al motín.
“Más vale tierra arrasada que tierra perdida”. De la inundación de Todos los Santos al socorro de Leiden por Robert Tiegs (Sheridan College)
Para el siglo XVI, los holandeses llevaban centurias erigiendo infraestructuras hidráulicas para proteger sus tierras de los devastadores efectos de las inundaciones. A lo largo y ancho de Holanda y del resto de los Países Bajos, sus habitantes se habían afanado en construir diques, presas, esclusas y molinos de viento como sistemas de bombeo para mantener sus tierras secas. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, sus campos no se vieron libres del azote de las riadas. Durante la Guerra de Flandes, dos acontecimientos de estas características tendrían especial trascendencia: el primero fue un desastre natural, la inundación de Todos los Santos, en 1570; el segundo fue obra de la mano del hombre, en un intento de socorrer la sitiada ciudad de Leiden en 1574. El primero quebró las relaciones entre Holanda y Felipe II; el segundo frustró definitivamente toda posibilidad de reconciliación.
Las provincias rebeldes de Holanda y Zelanda en 1572-1576 por Erik Swart (Justus-Liebig-University Giessen)
Los años de 1572 a 1576 demostraron ser trascendentales para Holanda y Zelanda, que se convirtieron en el núcleo de la futura república neerlandesa. La Unión de Utrecht de 1579 sería básicamente una extensión de los acuerdos inicialmente establecidos entre estas dos provincias, fundamento de la futura constitución republicana, especialmente en lo concerniente a nunca negociar la paz por separado y a financiar conjuntamente la guerra por medio de impuestos y deuda. De igual forma, muchas de las ordenanzas militares de 1572-1576 pasaron a ser la norma del ejército de los Estados con posterioridad a 1576, ya directamente, ya a través de la Unión de Utrecht.
Entre mendigos y españoles. Los civiles flamencos ante la guerra por Àlex Claramunt Soto
La fase inicial de la Guerra de Flandes es considerada hoy por los expertos como una guerra civil. Lejos de la imagen tradicional de una revuelta nacional, se trató de una contienda en la que, además de las tropas españolas del duque de Alba y Requesens, y de los mendigos y lansquenetes de Guillermo de Orange, se enfrentaron flamencos católicos o protestantes, o realistas y orangistas. La población civil colaboró activamente con ambos bandos, sobre todo con el rebelde, y sufrió las consecuencias de la guerra de diversas formas.
La batalla de Mook por Alberto Raúl Esteban Ribas
Para relanzar su iniciativa político-militar y desviar la atención de los españoles sobre Leiden, Guillermo de Orange planificó a principios de 1574 un doble movimiento de sus ejércitos: mientras él avanzaría con su ejército desde Bommel, sus hermanos Luis y Enrique de Nassau avanzarían desde Alemania con la intención de ocupar Maastricht, defendida por el capitán Francisco Montesdoca con tres compañías de altoalemanes. Una vez asegurada la cabeza de puente, entrarían en Brabante, en el corazón de los Países Bajos, con el objetivo de alcanzar Amberes, o bien forzar el repliegue hispano en Holanda para socorrer Brabante. Los movimientos de las tropas de los hermanos del príncipe condujeron, el 14 de abril de 1574, a un triunfo rotundo de las fuerzas católicas.
La nobleza leal flamenca por José Eloy Hortal Muñoz (Universidad Rey Juan Carlos)
Durante la soberanía de los duques de Borgoña, la alta nobleza de los Países Bajos se situó como intermediaria entre los duques y los nobles provinciales, élites urbanas y Estados provinciales y Generales, copando el acceso a los oficios de mayor relevancia en el control del territorio. Sin embargo, durante las primeras décadas del siglo XVI fue siendo desplazada poco a poco de esos puestos por nobles originarios de otros territorios, además de por letrados de diversas procedencias que fueron adquiriendo poder a través del manejo de los papeles. Bajo el gobierno del III duque de Alba se formaron dos facciones cortesanas en Bruselas, integradas tanto por nobles flamencos como por letrados procedentes de Flandes y de otros reinos de la Monarquía Hispánica, que pugnarían por medrar en el entorno del nuevo gobernador
Motines y rebelión. La crisis de 1576: el camino al Saco de Amberes por Àlex Claramunt Soto
El 5 de marzo de 1576 murió en Bruselas el gobernador de los Países Bajos, Luis de Requesens. Tras cuatro años de guerra contra los rebeldes, con las tropas reales estancadas en los asedios de Zierikzee y Woerden y al borde del motín por falta de paga, con la población empobrecida y una nobleza cada día más revoltosa, la región se encaminaba a una crisis de autoridad. Los acontecimientos se precipitaron en julio, tras el amotinamiento de los soldados españoles en Zierikzee y la toma del poder en Bruselas por elementos desafectos a las políticas reales. Las tropas extranjeras y las que se pusieron del lado de los Estados Generales se enfrentaron en una serie de acciones que culminaron en el saco de Amberes y siguieron hasta la firma de un acuerdo de paz en enero de 1577 entre los Estados y el nuevo gobernador, Juan de Austria.
Amotinados sin motín. La furia española del saco de Amberes (1576) por Raymond Fagel (Universiteit Leiden)
El 4 de noviembre de 1576, se produjo el saco de Amberes por tropas españolas. Ya en la época, los enemigos del ejército hispánico utilizaron el término de “furia española” para describir y criticar lo sucedido en la ciudad. Aunque se puede debatir el número de víctimas, no existe duda sobre la cruel realidad del saco y de la violenta actuación de muchos soldados españoles. No obstante, se pueden debatir las causas y el carácter de los acontecimientos anteriores. La historiografía y la imagen respecto al saco de Amberes en varios países reflejan un elemento fundamental de la llamada leyenda negra, puesto que se trata quizá del mayor ejemplo dentro de esta narrativa de crueldad española contra personas inocentes e indefensas en la época moderna.