Imperios de las arenas
Con la conquista de Alejandro, el mundo occidental pensó que había acabado con el enemigo oriental, por eso, cuando los partos se levantaron en armas para recuperar el control de su territorio se produjo un shock en el mundo político occidental que no pudo creer lo que estaba sucediendo en Oriente. Poco a poco la hegemonía occidental sufrió un declive y los partos terminaron por volver a adueñarse de Oriente.
Los persas ya no eran una tribu esteparia con un ejército débil, la monarquía sasánida construyó un imperio burocratizado y con un ejército muy profesional, por lo que Roma se enfrentó en Oriente con un enemigo mucho más parecido a sí misma de lo que pensaba y con unas particularidades que lo diferenciaban, con mucho, de los “bárbaros” del Rin o del Danubio.
Asimismo, los persas no sólo libraban guerras contra Seléucidas y romanos: hicieron frente a invasiones de tribus esteparias por el norte y de diversos pueblos árabes por el sur, mientras libraban un sinnúmero de guerras civiles, luchas fratricidas sin cuartel que acabaron con la aniquilación de dinastías enteras por hacerse con el poder.
Por su parte, los romanos no sólo tuvieron que enviar sus águilas para controlar tan preciado territorio, ya codiciado por Pompeyo o Marco Antonio, frente a partos, sasánidas o seléucidas, sino también para intentar frenar al que se convertiría en uno de sus enemigos más acérrimos y famosos, el poderoso Mitrídates, rey del Ponto.
El presente libro narra la Historia de estos acontecimientos, en un enclave donde intrigas políticas, potencia militar, rivalidad, codicia, poder y ambición se convirtieron en los protagonistas perpetuos de un territorio de permanente contacto entre civilizaciones, y a cuyos acontecimientos aun hoy debemos mirar para conocer su Historia más reciente.